
La sensación de que algo no va bien
Desde el primer día, sentiste que la lactancia no fluía como esperabas. Te dijeron que el agarre era bueno, que todo estaba bien… pero tú sabías que algo no encajaba.
Las tomas son eternas y tu bebé parece quedarse con hambre. A veces se duerme al pecho, pero al poco rato vuelve a pedir porque no ha tomado suficiente. Te duelen los pezones, aunque te digan que el agarre es correcto. Sientes una presión constante en el pecho, como si no se vaciara del todo, y quizá ya has tenido alguna obstrucción o síntomas de mastitis.
Cuando mencionaste la posibilidad de que el problema fuera el frenillo, quizás escuchaste respuestas como:
💬 "El frenillo corto no es un problema, si gana peso, está bien."
💬 "Solo hay que insistir más con el pecho, ya se acostumbrará."
💬 "Todos los bebés tienen frenillo, no hace falta cortar."
Pero la realidad es que no todos los frenillos cortos son limitantes (anquiloglosia) ni afectan igual a la lactancia, y no se trata solo de mirar la boca del bebé y ver si la lengua se mueve o no. Se trata de evaluar su funcionalidad y cómo impacta en la succión y en la alimentación.
Si te identificas con esto, es posible que la anquiloglosia esté afectando la lactancia. Pero no te preocupes: tiene solución.
Cómo saber si el frenillo corto está interfiriendo en la lactancia
Uno de los mayores problemas con la anquiloglosia es que puede pasar desapercibida si solo se evalúa de forma visual. Es decir, no basta con mirar la boca del bebé, sino que hay que evaluar cómo funciona su lengua al mamar.
Un frenillo corto puede limitar la movilidad de la lengua y hacer que el bebé no pueda realizar los movimientos correctos para extraer la leche de manera eficiente. Incluso si el bebé gana peso, la succión ineficaz puede estar afectando la lactancia de muchas maneras.
Si tu bebé tiene alguno de estos síntomas, es importante realizar una evaluación funcional del frenillo:
Se fatiga rápido al mamar y se duerme al pecho sin haber tomado suficiente.
Hace chasquidos o se le escapa la leche por las comisuras de la boca.
Tomas muy largas y frecuentes, pero parece no quedar satisfecho.
Ganancia de peso justa o con dificultades.
Problemas digestivos, cólicos o gases por tragar aire al mamar.
En la madre, también pueden aparecer signos de que algo no va bien:
Dolor persistente en los pezones, incluso con buen agarre.
Pezón con forma de lápiz o deformado tras la toma.
Sensación de pecho lleno incluso después de amamantar.
Mastitis u obstrucciones frecuentes.
Si alguno de estos síntomas te suena familiar, es probable que el frenillo de tu bebé esté afectando la lactancia.
Por qué algunos bebés tienen frenillo corto y cómo afecta su desarrollo
La anquiloglosia es más común de lo que parece. Aunque muchas veces se dice que es una condición genética, lo cierto es que hay factores que pueden influir en su desarrollo.
Si el frenillo es restrictivo y no se trata a tiempo, sus efectos pueden extenderse más allá de la lactancia:
Dificultades en la alimentación complementaria: Una lengua con movilidad limitada puede dificultar la manipulación de los alimentos dentro de la boca, afectando la transición a los sólidos.
Alteraciones en la respiración y el sueño: Algunos bebés con frenillo corto compensan su limitación moviendo menos la lengua y respirando más por la boca, lo que puede influir en la calidad del sueño y el desarrollo del paladar.
Impacto en el habla: En algunos casos, la restricción lingual puede dificultar la pronunciación de ciertos sonidos que requieren una elevación y movilidad adecuadas de la lengua.
Por eso, si hay sospecha de anquiloglosia, es importante hacer una evaluación funcional completa. No se trata solo de observar el frenillo, sino de analizar su impacto en la lactancia, la respiración y el desarrollo global del bebé.
Evaluación funcional del frenillo: Más allá de la apariencia
Si te han dicho que el frenillo de tu bebé no es un problema porque “puede sacar la lengua” o “gana peso bien”, pero tú sientes que hay dificultades en la lactancia, es fundamental hacer una evaluación funcional completa.
En FisioLacta, no solo observamos si hay un frenillo, sino que analizamos cómo afecta la movilidad de la lengua, su impacto en la succión y en su desarrollo orofacial.
En la evaluación funcional observamos:
Si la lengua puede elevarse correctamente al paladar.
Si la lengua se extiende lo suficiente para cubrir la encía inferior.
Si la lengua tiene buen movimiento lateral y puede moverse sin restricciones.
Si la lengua es capaz de realizar el movimiento peristáltico que le permite extrar la leche eficientemente.
Cómo se comporta la lengua durante la succión y la deglución.
Si hay compensaciones y qué estructuras orofaciales están viéndose alteradas por ellas.
Si detectamos que el frenillo está afectando la lactancia, se pueden tomar diferentes estrategias según cada caso.
¿Siempre es necesario cortar el frenillo?
No siempre. Cada caso es único, y no todos los bebés con frenillo corto necesitan una frenotomía (corte del frenillo).
Hay situaciones en las que con un buen trabajo de fisioterapia de la lactancia, rehabilitación de la succión, cambios en la postura y ejercicios específicos, se puede mejorar la lactancia y funcionalidad de la lengua sin necesidad de intervención.
Pero si la restricción de la lengua es importante y está afectando la alimentación, la frenotomía puede ser necesaria.
En FisioLacta, trabajamos en colaboración con especialistas en odontopediatría para asegurar que la evaluación, la intervención y la recuperación post-frenotomía sean óptimas.
Si la frenotomía es necesaria, es fundamental:
Evaluación y preparación previa: Antes de la intervención, es esencial descartar la presencia de tensiones orofaciales que puedan estar afectando la succión. Si existen restricciones en la movilidad lingual o disfunciones musculares, un tratamiento con fisioterapia pediátrica permitirá optimizar la función antes del procedimiento, evitando compensaciones que dificulten la rehabilitación.
Intervención en un centro especializado: La frenectomía debe realizarse en un centro con experiencia en este tipo de procedimientos, asegurando una técnica precisa y adaptada a cada caso.
Ejercicios postquirúrgicos específicos: Tras la intervención, es imprescindible realizar ejercicios dirigidos para favorecer una cicatrización adecuada, mantener la elasticidad de los tejidos y evitar la re-adherencia del frenillo.
Trabajo en casa para una rehabilitación completa: La recuperación óptima requiere ejercicios y estímulos diarios, guiados por profesionales, para reeducar la movilidad lingual y mejorar la función oral.
Ajustes en la lactancia: Es posible que sea necesario reajustar la postura, el agarre y la mecánica de succión para que el bebé pueda aprovechar al máximo su nueva movilidad lingual.
Seguimiento continuo: El proceso de rehabilitación tiene una duración aproximada de 6 a 8 semanas post-intervención, durante las cuales es crucial realizar un seguimiento especializado para garantizar que la lengua adquiera su funcionalidad completa y se optimice la lactancia.
Un enfoque integral asegura que la frenotomía sea realmente efectiva y que el bebé pueda aprovechar al máximo su nueva movilidad lingual.
Ajustar la lactancia tras la intervención, asegurando un buen agarre y succión.
Cómo te ayudamos en FisioLacta si sospechas que el frenillo corto (anquiloglosia) está afectando la lactancia
Si sientes que algo no va bien en la lactancia—dolor al amamantar, dificultades en la succión, tomas ineficaces o frustración en tu bebé—y sospechas que el frenillo corto (anquiloglosia) puede ser la causa, no estás sola. No tienes que seguir buscando respuestas sin apoyo.
En FisioLacta, te ofrecemos un acompañamiento integral para que puedas tomar decisiones con seguridad y abordar el problema de raíz:
Evaluación funcional completa: No nos basamos solo en la apariencia del frenillo, sino en un análisis detallado de su impacto en la succión, la movilidad lingual y la lactancia.
Información clara y basada en evidencia: Te ayudamos a comprender si realmente es necesario intervenir o si hay otras estrategias que pueden mejorar la lactancia sin cirugía.
Acompañamiento post-frenotomía: Si la intervención es necesaria, te guiamos en la rehabilitación para que la cicatrización sea óptima y la lactancia mejore sin restricciones.
Trabajo integral con ejercicios y ajustes en la lactancia: Un frenillo liberado sin una buena rehabilitación puede seguir afectando la succión. Nos aseguramos de que el bebé reaprenda a usar su lengua correctamente y de que la lactancia sea efectiva y sin dolor.
Si sospechas que el frenillo está afectando la lactancia, agenda una sesión de valoración y resolvamos juntas el problema con un enfoque especializado y basado en evidencia clínica.
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